OLÍA A MIEL TU PELO EN PRIMAVERA...


Olía a miel tu pelo en primavera,
a enredadera fresca en la mañana,
tenías la hermosura de lo eterno
y un sello inconfundible de elegancia.

Llegaste como llega el nuevo día
dejando claridad entre las almas,
luciendo tu figura silenciosa
y el talle y la silueta deseada.

No pude contestar a tu pregunta,
absorto entre tu voz y tu palabra,
no sé que contesté, ni lo recuerdo,
y tú me sonreíste con tu gracia.

Tu mano me ofreciste sin pedirla,
tan suave, tan sutil y delicada,
que yo me estremecí, cuando la mía,
rozaron a tus dedos en la playa.

La arena, rebosante de caricias,
el yodo de las algas nos dejaba,
aroma muy sensual y sugerente
surgido de mareas y resacas.

Entonces recordé que las sirenas
cantaban sus canciones desnudadas,
dejando sus cabellos sobre el pecho
y el resto de su cuerpo con escamas.

¡Qué cuadro tan bonito el de esa imagen!,
¡qué escena tan perfecta e inmaculada!,
yo quiero revivirla nuevamente
y ser protagonista en la distancia.

Quizás la primavera nos alivie
y rompa las cadenas con su magia,
libere nuestro mundo de pasiones
por sendas y rincones de esperanza.

...Y todo por oler a miel tu pelo,
a dulce enredadera liberada,
al seno palpitante que susurra,
que incita, que suspira y que nos llama.

A piel estremecida que amanece,
a rosa de pezón que vibra y clama,
a sauce virginal que gime y llora
pidiendo la caricia deseada.

No sé si en el momento tan sublime
el seno sienta el beso que derrama
la fuerza y melodía de la sangre,
y sienta su pasión acelerada...

"...Olía a miel tu pelo en primavera,
a enredadera fresca que clamaba,
tenías la hermosura de lo nuevo
y el alma con tu cuerpo apasionada..."

Rafael Sánchez Ortega ©
18/05/12

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