HOY VI...

 
Hoy vi, mientras paseaba,
a los árboles callados,
estaban en los jardines,
soñolientos y cercanos.
 
En sus troncos temblorosos
se han posado muchas manos,
y otros dedos han escrito
poesías sin dudarlo.
 
Viejas citas soñolientas
de las tardes del verano,
viejos sueños y susurros
con suspiros olvidados.
 
Pero el árbol de la calle
es un álamo de tantos,
es la acacia en la alameda
y el ciprés de pelo largo.
 
Hoy vi, mientras sonreía
a los árboles hablando,
lo hacían de muchas formas
sin mover casi sus labios.
 
Y contaban los encuentros
de los niños con ancianos,
y de aquella algarabía
de los ojos tan cansados.
 
Porque niños y mayores
si se ven bajo los plátanos,
y se cuentan mil historias
que comparten con agrado.
 
Es por eso que los niños,
en el parque están a salvo,
y unos ojos les vigilan
silenciosos, en sus ratos.
 
Hoy vi, mientras me volvía,
a los árboles llorando,
y al mirarlos comprendí
el motivo de su llanto.
 
Eran necias las preguntas,
sin sentido para el árbol,
condenado de por vida
a ser fila y ser reclamo.
 
A estar lejos de los bosques,
en ciudades condenados,
a ser número en paseos
y a ser reos todo el año.
 
Porque el árbol tiene vida
necesita del abrazo,
y los mimos y el cariño 
de personas y de pájaros.
 
"...Hoy vi, mientras regresaba,
a los árboles rezando,
y lo hacían por los hombres,
y las dudas que sembraron..."
 
Rafael Sánchez Ortega ©
20/02/13

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