LAS ROSAS DORMITAN...


Las rosas dormitan en el jardín, gris
y oscuro, de este invierno
que se estira perezoso.

Hay una especie de pereza, en el ambiente,
que nos abraza y nos confunde
con sus caricias heladas.

Entonces una ráfaga de viento llega,
y con su beso, me devuelve a la realidad,
y la sigo, en su paseo, a través de la alameda.

Continúo por la plaza y el mercado
y me cuelo por las calles y portales.
Voy buscando tu cuerpo,
que no sé si ha bajado de casa,
y persigo tu aroma insistente
que me lleva a la tienda de al lado.
Y te veo comprando la leche y la fruta
y tomando la barra de pan de gallofa.
Entonces percibo el temblor de tu piel
cuando pasas delante del frigo.

Me pregunto a qué huele tu cuerpo despierto
y si tienen legañas tus ojos.

Me pregunto a qué saben tus besos
y si en ellos se esconde
el sabor del café que has tomado.

Yo no sé si el suspiro que dejas
es por mi o por las rosas,
y si luego le mandas al cielo
y le ruegas que siga,
y que busque, en silencio, esos ojos
que ansían los tuyos,
que vaya a los labios ardientes
y en ellos se funda en un dulce sueño,
que nunca termine, y en rosas
dormidas se acabe.

Rafael Sánchez Ortega ©
13/02/13

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