APENAS UNA ROSA ENTRE LAS ROSAS...


Apenas una rosa entre las rosas,
si acaso fue un capullo estremecido,
un pétalo sin más y una palabra,
la sombra de un clavel buscando el río.

Retengo aquella tarde en mi retina,
y de ella aquel momento que no olvido,
llegaste con tu paso de princesa
y fuiste sin pensar hacia el abismo.

Tenías una lágrima en tu cara
bajando de tus ojos tan bonitos,
ahogabas en tus labios el sollozo
por culpa de un afecto incomprendido.

Tus ojos se cerraron un segundo
y entonces comprendí tu compromiso,
corrí con todas fuerzas a tu lado,
y quise interceder en tu destino.

Yo era el espectador de tu tragedia,
el ángel que te había interumpido,
la voz de tu conciencia siempre clara
y el mármol que pisabas impreciso.

Tus ojos me miraron un momento
temblando de dolor y sin un grito,
temblabas por el miedo y por las dudas
queriendo aproximarte hacia el bordillo.

No sé como yo pude convencerte
y hacer que cancelaras tu suicidio,
no sé si te entregastes a mis manos
o éstas te tomaron como un lirio.

Recuerdo que llorabas fuertemente
y yo te acariciaba con cariño,
tu cuerpo abandonaste entre mis brazos
y el mismo se quedó, pronto dormido.

El resto fue un apéndice y no importa,
soñaste con un mundo comprensivo,
también con mariposas de colores
llevándote con ellas al Olimpo.

Soñaste con las rosas y claveles,
con globos de las niñas y los niños,
con otras mariposas en el alma
sacando de tu pecho sus latidos.

"...Apenas una rosa entre las rosas,
si acaso fue un segundo irreflexivo,
un acto de locura de la mente,
por culpa del amor y sus hechizos..."

Rafael Sánchez Ortega ©
17/03/12

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