A VECES, CUANDO SOÑABA...


A veces, cuando soñaba,
era tal la fantasía,
que vagaba por los bosques,
por aldeas y campiñas.

Caminaba por senderos
en la eterna compañía,
de los ángeles custodios
con su ropa blanquecina.

Caminaba por los mares
y en sus olas se dormía,
acunado entre susurros
de sirenas muy bonitas.

Caminaba simplemente
con el alma muy tranquila,
paso a paso hacia adelante
por el mundo y por la vida.

Eran sueños, lo confieso,
de oropel y fantasía,
de ese tiempo de los niños
que no saben de las prisas.

Que no saben que ser hombre
es buscar una caricia,
una mano que te ayude
y te ofrezca una sonrisa.

Porque el niño, con sus juegos,
vive ajeno a la malicia,
vive y vive solamente
en un mundo de utopía.

Yo quisiera ser el niño
que refleja esta cuartilla,
y quisiera ser el hombre
inocente de aquel día.

Pero el hombre ya no es niño
ha perdido la cartilla,
los cuadernos de la escuela
y las velas encendidas.

Ya no espera cumpleaños
con un beso en la mejilla,
ni regalos que le vengan
con cariño y simpatía.

Ahora espera en ese parque
al gorrión y golondrina,
a que vayan a su lado
y entregarles sus miguitas.

Las miguitas con sus besos
y esa mezcla de ironía,
de ser hombre y de ser niño
en un mundo que dormita.

"...A veces, cuando soñaba,
yo no sé lo que sentía,
pues sacaba siempre el alma
con temblor, estremecida...!

Rafael Sánchez Ortega ©
23/03/12

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