HE BUSCADO TU MANO DULCEMENTE...


He buscado tu mano dulcemente
evocando aquel tiempo ya pasado,
y encontré el vacío por respuesta
inherente al silencio de tu mano.

Precisaba esa noche que me dieras
el aliento preciso con tu ánimo,
que mi sangre corriera alborotada
al sentir el latir de tu costado.

Pero sólo la noche, intempestiva,
acudió con su manto a mi arrebato,
me envolvió con sus negras telarañas
en un beso cruel y despiadado.

Yo buscaba tu mano y tu cariño
y el candor recordado de tus labios,
y buscaba la luz de tu mirada
más allá de la luna y de los astros.

Más tu ausencia era larga y prolongada
y volví lentamente por mis pasos,
a ese hogar tan cargado de recuerdos
y de sueños profundos tan mezclados.

Recorrí los pasillos y escaleras,
penetré en las salas y los cuartos,
accedí, en lo alto, a su buhardilla
a buscar en el mismo mi diario.

Y encontré tu cuartilla color rosa
que me diste, recuerdo, aquel verano,
con tu letra diciéndome sin duda:
"yo soy tuya mi amor, porque te amo"...

Ya no pude aguantar mis emociones
y lloré como lloran los humanos,
era el llanto de un niño en rebeldía
que buscaba el cariño de una mano.

Más no estaba la mano deseada
y, aquel tiempo perdido y añorado,
se quedó, como el tiempo, en el recuerdo
y no pude siquiera rescatarlo.

Y quedó retenida en mi memoria,
la cuartilla tan tierna de aquel ático,
con la frase tan dulce y deliciosa
que guardé en un cofre muy sagrado.

"...He buscado tu mano dulcemente
respondiendo el vacío a mi contacto,
y el silencio me trajo la respuesta
de la ausencia perenne de tu mano..."

Rafael Sánchez Ortega ©
20/03/12

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