ME QUEDARÉ A TU SOMBRA, SI ESO QUIERES...


Me quedaré a tu sombra, si eso quieres,
y guardaré el silencio que precisas,
para escuchar ansioso los latidos
y percibir las letras que tú escribas.

Ya sé que es larga y dura la batalla
por aguantar suspiros y sonrisas,
pero consciente soy de mi destino
y aceptaré esta lucha intempestiva.

Las sombras de la noche van llegando
y el sol inicia ya su despedida,
se quedan esas brumas de la tarde
envueltas en la niebla blanquecina.

Se quedan los pilares de las almas
ausentes de sirenas y utopías,
y marchan por los mares y los campos
en busca de la paz que necesitan.

La mano del poeta se detiene
y sube sin dudar a su barbilla,
recoge interrogantes de unos labios
y aguanta la cabeza pensativa.

No hay musa que le inspire en esta noche,
no hay viento de nordeste con su brisa,
tampoco ya se ven las mariposas
ni lucen en los campos margaritas.

Existe soledad y un gran silencio,
dos mimbres que conforman poesías,
existe ese murmullo de las almas
que hablan, que susurran y musitan.

Yo escucho como llevas al cuaderno
los versos con tu pluma y con su tinta,
y quedan en el mismo, allí plasmadas,
las huellas y recuerdos de tu vida.

No sé si podré ver lo que tu escribes,
más debo respetar lo que decidas,
yo sólo te acompaño en mi silencio,
cual sombra que te ama y necesita.

Rafael Sánchez Ortega ©
15/03/12

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