HE VISTO COMO UN NIÑO...


He visto como un niño contenía los suspiros
que salían de su pecho al perder una caricia.
He sido espectador de aquella imagen
ocurrida en el pasado.


Era un día, como tantos, día hermoso del colegio,
en que los padre a sus hijos, de la mano,
acompañaban a las aulas.
Y aquel niño que yo digo no tenía acompañante,
ni una cara que bajara hasta su cara,
ni unos labios que besaran sus mejillas.
Y miraba sorprendido a sus amigos,
compañeros de la clase,
recibiendo esa caricia y una dulce despedida.
No entendía los motivos de la ausencia de sus padres,
ni tampoco la presencia de los otros, en su caso.
Sin embargo sí notaba ese vacío de la brisa,
ese abrazo que llegaba a los amigos,
ese beso y el cariño con sonrisas y alegrías.


Y también he visto al niño que señalo,
contener en sus pupilas unas lágrimas traidoras,
una muda sensación de desamparo,
una nube que pasaba por sus ojos tan nublados,
una mueca de dolor que le salía de su alma.


Y más tarde pude ver en su mirada la pregunta
sin respuesta a esa ausencia de cariño,
a esa falta de presencia,
a ese abrazo inexistente,
a ese beso, que los otros, sus amigos,
paladeaban en silencio mientras él, con cierta envidia,
no sabía de esos besos.


...He visto como un niño todo esto,
y he llorado en ese llanto.


Rafael Sánchez Ortega ©
22/03/12

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