COMO UN VELERO DESARMADO...


Como un velero desarmado y sin velamen
navego por los mares de la vida,
mi rumbo no lo alientan las personas
ni voy tras una estrella por la noche.
Navego sobre el mar de las pasiones y los llantos,
en medio de las sombras que me ahogan.
No hay nadie en esta ruta imaginaria.
No hay luces de otros barcos por la borda.
Tan sólo es el silencio de los mares
con su brisa y el nordeste,
los que animan esta marcha hacia la nada,
esta eterna singladura hacia el puerto de los sueños.


Tengo grietas en los labios y en el alma
por las olas y el salitre,
tengo el pecho dolorido de gritar a los remeros invisibles
que aceleren su remada;
porque el puerto que se añora está muy cerca de sus manos
si aprovechan el impulso de los vientos.


Pero miro hacia el velero y lo que veo no me gusta.
Hay silencio y soledad en esta nave,
hay soberbia y ambición en un piloto
que maneja su timón junto al cuaderno de poemas.
Y hasta escucho su plegaria a las gaviotas
que recogen una lágrima perdida de sus ojos
y la llevan a la costa.


Es un hombre enamorado
que ha salido a compartir sus ilusiones,
es un joven soñador, quizás imberbe,
el marino convertido en capitán por esta noche,
es el niño que jugaba hasta hace poco en el colegio
y leía la cartilla donde estaba aquel poema que decía:
"Vive por amor día tras día
y búscalo en el mar con alegría..."


Rafael Sánchez Ortega ©
22/03/12

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