HOY ES UN DÍA GRIS...


Hoy es un día gris y no puedo remediarlo.
Parece que el mundo se hubiera detenido,
que las nubes impidieran el paso de la luz,
que los sentidos quisieran adormecerse
para no ver y percibir lo que les rodea.


Quiero cerrar los ojos y profundamente.
Quiero cerrar el alma a cal y canto e impedir
que la luz de la vida la ciegue y que siga así,
en su mundo de inocencia,
contanto las nubes que pasan
y soñando con muñecos de trapo a los que habla
y comunica sus sentimientos.
Quiero volver a cerrar los ojos y ver en la noche
asomarse a la luna de plata
entre estrellas brillantes,
quiero detener a la estrella fugaz con mi mano
y parar ese tiempo bendito, para allí, en el sueño,
sentir su caricia y su tenue suspiro.


Pero te quiero a ti, vagabunda sin nombre,
que corres y escapas marchando muy lejos.
Y te vas por los cielos tan claros,
por los mares bravíos,
por caminos oscuros y por sendas sin nombre.


Hoy quisiera tenerte más cerca muy cerca,
y quisiera sentir el calor de tu pecho,
esa dulce mirada que habla y se esconde,
esos labios que apenas murmuran y dicen mi nombre,
esos ojos castaños que tanto me dicen
y esa mano de nieve que da y que recibe
sin prisa y sin pausa los toques precisos
que animan el alma.


Hoy es un día gris y no puedo remediarlo.
Parece que el mundo se hubiera detenido,
que tu puerta estuviera cerrada,
que tu lecho vacío y revuelto no sabe de ti
ni tu estado,
que los pájaros cantan y nadie los oye,
y que yo, cuando miro al vacío,
con mi cara de niño, -ya anciano-,
quisiera perderme en el pozo tan negro
que tiende sus brazos.


Rafael Sánchez Ortega ©
03/06/12

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