ME VAS A PERDONAR QUE NO TE NOMBRE...


Me vas a perdonar que no te nombre
ni que rompa el silencio de tus huellas,
si acaso un pestañeo imperceptible
que muestren tus ojitos de canela.

No quiero profanar con mis pisadas
las tuyas que has dejado por las sendas,
quizás cuando buscabas tu destino
por puertos, por calzadas y callejas.

Si acaso me contento con tenerte
cercana, en el paisaje que despierta,
pensando que llegaste con tus pasos
al nuevo despertar que tanto anhelas.

Me quedo con tu voz y tu recuerdo,
la cara juvenil y tan traviesa,
los labios florecientes que temblaban
leyendo y recitando mis poemas.

Me quedo con los besos que me diste
y aquellos que cruzamos con frecuencia,
el timbre enamorado de tu risa
haciendo que la mía floreciera.

Es fácil refugiarse en el silencio
y triste renunciar a tu presencia,
más tuve que tomar esa salida
y sabes los motivos que ocurriera.

No quiere el corazón culpar a nadie,
la culpa está en la vida y se presenta,
si acaso me reprocho no decirte
la causa original de aquella queja.

La queja que debía transmitirte
debía el corazón a ti, ofrecerla,
tratar de compartirla con tu pecho
luchar con la razón, no con la fuerza.

Pero mejor dejar tanto pasado,
refugio melancólico de penas,
debemos suspirar por los claveles
y lirios de la nueva primavera.

Debemos proseguir nuestros caminos
buscando por las noches las estrellas,
sin duda, recordando con nostalgia,
los besos y caricias a su vera.

"...Me vas a perdonar que no te nombre,
no quiero que me invada la tristeza,
si acaso que retorne a mi mirada
tus ojos tan hermosos de canela..."

Rafael Sánchez Ortega ©
08/06/12

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