NO PIENSES CORAZÓN...


I

No pienses corazón, que derrotado,
suplique por favor una victoria,
asumo la derrota por mi culpa
y ansío una revancha si se torna.

Aspiro a caminar por otros campos
buscando entre los mismos amapolas,
con flores que enternezcan los sentidos
y mezclen a las almas con las rosas.

No sé si cumpliré lo que deseo
en vista de los tiempos que se asoman,
otoños que ya llegan muy veloces
e inviernos con tinieblas y con sombras.

Más debo mantener esa esperanza
igual que la resaca con las olas,
luchando sin dudar cada segundo
siguiendo en la corriente la derrota.

No pienses corazón en tus pecados
ni pienses en la pena que te impongan,
ya pagas, sin saber, por esas penas
un precio de locura y de deshonra.

Y pagas ese precio en los suspiros
que salen de tu pecho y de tu boca,
lo pagas cuando buscas en tus sueños
la brizna del amor tan silenciosa.

Por eso no te pares ni detengas,
entiende que tu vida es lo que importa,
que debes superar viejas heridas
marchando hacia el amor a todas horas.

Ya sé que mi consejo es atrevido,
diría que es locura y rompeolas,
quizás en la insistencia del empeño
del agua y su bravura con las rocas.

II

No pienses corazón, tan sólo sueña,
y sueña como un niño en su verano,
en él se centralizan tus deseos
y vive intensamente desbocado.

Los niños que así viven también aman
y sienten el amor como un regalo,
el sueño más hermosos de la vida
que llevan y transmiten en sus manos.

Las manos de la eterna fantasía
que vimos tantas veces y gozamos,
un día, no hace tanto, cuando niños
vivimos ese mundo de relatos.

Un tiempo recordado con nostalgia,
del mismo nos separan muchos años,
los mismos que separan a las rosas
del tiempo de inocencia y del pecado.

"...No pienses corazón, ya nada importa,
perdiste tu cordura en otros campos,
luchando como saben los poetas
tan sólo con la pluma entre sus manos..."

Rafael Sánchez Ortega ©
19/06/12

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