NUNCA PENSÉ...


Nunca pensé que iba a enamorarme de ti
como lo hice.
Nadie me dijo que tú robarías mis sueños
y los harías tuyos
y todo tras escuchar tu voz en la distancia.
Esa voz juvenil y sugerente,
tan sensual y anhelante que leía mis versos.


Yo no pensé que aquella chiquilla informal
e irreverente que se reía de sí misma
y que hablaba mirando a los ojos,
llegaría a mirar a los míos
y a entonar esos díálogos sordos
también sin palabras.


Rechacé muchas veces la idea de amarte
y dejarte sin más en mis sueños,
pero tú lo impediste.


Tú sabías muy bien que te amaba,
que buscaba tus pasos a pesar de saber
que otros brazos suplían los míos.
Sin embargo seguía esperando.
No importaba la estación ni los días,
ni tampoco la lluvia y el frío.
Te esperaba temblando con la sola intención
de obtener tu saludo,
el abrazo diario y distante que tú me ofrecías,
la palabra tal vez mancillada de amor
y cariño que tú repetías
y los besos y abrazos plagiados
que tú me enviabas.


Nunca pregunté a mi alma
si la palabra de amor que pronunciaste
era real y verdadera
y si formaba parte de lo que tú pensabas
y sentías.


No lo hice entonces
y tampoco lo pregunto ahora.
No quiero la respuesta.
Prefiero recordarte así,
con las mil dudas que pronuncio
cuando pienso en tu figura,
porque en definitiva te convertiste
en mi compañera inseparable,
en la dueña de mi tiempo y mi silencio,
en la musa de mis versos y mi alma,
y en el sueño más hermoso que he tenido,
sin que tú supieras nunca nada.


Rafael Sámchez Ortega ©
09/06/12

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