ME OLVIDÉ DE DECIRTE...


Me olvidé de decirte
que me voy esta noche,
y que parto muy lejos
con mis viejos temores.

Yo no sé donde queda
ese ritmo y acorde,
de la linda gitana
complaciente de escote.

Aún recuerdo sus ojos,
su cabello y su broche,
y las manos tan finas
con sus dedos de joven.

Era bello su pelo
de un moreno del monte,
andaluz de la tierra
su flamenco y tacones.

Yo leía sus ojos,
su mirada sin nombre,
con los versos rimados
de sonrisa y clamores.

Me olvidé de decirte
que me voy a las doce
y también que te quiero
gitanita del norte.

Gitanita divina
yo no soy Don Quijote,
ni tampoco el Tenorio
porque soy solo un hombre.

Un humilde labriego,
castellano y sin mote,
que trabaja sus campos
con arado y con hoces.

Y también soy marino
de trainera y de bote,
y la mar es mi reino
de babor a estribores.

Soy también un soldado,
que no lleva galones,
y que empuña la espada
tras bandera y honores.

Me olvidé de decirte
tantas cosas de golpe,
porque tú retenías
mi mirada de torpe.

La mirada de niño
que se estira y se encoge,
que de día es de fuego
y de noche de adobe.

La mirada que habla
sin que suenen las voces,
y el profundo silencio
es timbal y tambores.

La mirada de plata
con su tierno redoble,
melodía sublime
de la luna de cobre.

La mirada perdida
entre besos y flores,
entre risas y abrazos
de nacientes pasiones.

Me olvidé de decirte,
mi gitana sin nombre,
que tú vienes conmigo,
aunque parta esta noche.

Porque vas en mi alma
con tu porte tan noble,
con tu risa de niña
tu vestido y colores.

Así pues no te duermas,
y contén los rumores,
de esas olas altivas
y los fieros ciclones.

Son galernas que mueren
y también los sudores,
de los dioses del cielo
en profundo desorden.

¡Ay mi niña querida
no me guardes rencores,
por llevarte conmigo
a este viaje sin norte!

Rafael Sánchez Ortega ©
04/06/12

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