AHORA PUEDO ASEGURAR...




Ahora puedo asegurar
que aquellas calles transitadas
nos hicieron más osados y valientes. 


Andábamos por ellas 
y descubríamos un mundo diferente,
un mundo nuevo que entraba
de repente en nuestros ojos,
un mundo que llenaba de ilusión
nuestras pupilas y alimentaba
tantos sueños de la infancia.


Era una sensación indescriptible
el caminar cada mañana hacia el colegio
y repetir aquellos pasos, 
entre las calles y callejas, 
bajo las ropas tendidas
y las macetas descansando en los balcones.


Recuerdo el puente viejo sobre el río,
pequeño y memorial, 
con sus cantos rodados arrancando
sonidos a las aguas.
Recuerdo los jardines 
y las rosas que olíamos despacio
llenándonos su aroma de paz y de dulzura.
Recuerdo los bares cerrados 
y la soledad de las sillas apiladas,
vacías y esperando la llegada del verano.


Pero todo estaba allí, en la calle,
y allí nos conocimos.
Durante mucho tiempo compartimos el camino
que llevaba hasta el colegio,
intercambiando las palabras, las sonrisas,
los apuntes y proyectos,
saltando charcos y sorteando baches,
aceptando caramelos y sintiendo el frío
del invierno penetrar por nuestras carnes.


Como tantas mañanas, y como si fuera
un ritual repetido,
entrábamos en clase y atendíamos al maestro,
aunque en nuestro interior seguíamos pensando
en la calle que habíamos transitado,
en las baldosas rotas del pavimento,
en el coche mal aparcado de la esquina,
en la teja que amenazaba desprenderse
y en el gato que maullaba en el portal de la vecina.


No sé por qué motivo,
pero cada mañana, odiábamos un poco más
al mundo del latín y los quebrados,
al pretérito que hablaba del futuro,
al Quijote de lectura que teníamos enfrente;
y volábamos sin más a nuestros pasos vacilantes,
al jardín de los encuentros,
a la rima sevillana del poeta, quebradizo
y ondulante, que selló nuestro destino.


Ahora puedo asegurar
que aquellos años transcurridos
los pasamos soportando temporales y resoles,
mojaduras de la lluvia,
pero siempre sin abrigos
y la sonrisa eterna en nuestras almas.


Rafael Sánchez Ortega ©
03/07/12

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