MIRO AL MAR Y NO LO VEO...


Miro el mar y no lo veo
con mis ojos tan cansados,
porque el mar es caprichoso
y se esconde cuando paso.

Sólo deja ver las olas
este mar oscuro y bravo,
en las olas que se acercan
a la playa sin descanso.

Claras olas caprichosas,
espumosas y de blanco,
que venís hasta la orilla
a dejarnos vuestro encanto.
Yo quisiera el dulce beso
de tus aguas y tus labios,
con salitres y resacas
de otros mares más lejanos.

Yo quisiera los latidos
de marinos y de barcos,
con el rezo de la Salve
de sus almas tiritando.

...Pero sólo me conformo,
tras el paso de los años,
con volver a la ribera
para ver allí el regalo.

De la mar, aunque se esconda,
de las olas con su garbo,
del nordeste y de la brisa
repartiendo sus abrazos.

De las barcas tan coquetas
en las aguas descansando,
ese lecho en que dormitan
tantos sueños añorados.

Por el cielo las gaviotas,
con su vuelo van de paso,
en la estampa tan bonita
recogida en muchos cuadros.

¡Boga, boga, la trainera!,
porque a puerto va llegando,
y un anciano marinero
es feliz de verla a salvo.

"...Miro al mar y no lo veo
y es que el mar está cercano,
tan adentro que, sus olas,
en mi alma están rezando..."

Rafael Sánchez Ortega ©
20/07/12

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